Para sorpresa de todos y la suya propia, el libertino, dandy y sinvergüenza sin igual Alan Lewrie está demostrando ser un marino más que competente. Dos años en la estricta Armada Real de Su Majestad no solamente le han convertido en algo parecido a un hombre de provecho, sino que incluso ha alcanzado el rango de alférez y está empezando a pensar que la carrera naval no es tan mal destino, al fin y al cabo.
Su nueva misión, establecer una alianza entre la Corona britanica y los indios de Florida que podría cambiar completamente el equilibrio político de las colonias, supone una oportunidad de hacerse famoso en la metrópoli y que su nombre suene favorablemente en los círculos más altos del Almirantazgo.
Por supuesto, Lewrie no olvida que la Armada tiene la mala costumbre de convertir su vida en un infierno en cuanto se descuida... por no hablar de la habilidad natural de Alan para encontrar problemas en los lugares más insospechados, agravada por su costumbre de saltar entre las sábanas de todas las mujeres del Caribe dispuestas a ello.
Con un tono realista y burlón y un toque salaz que las hace únicas, las aventuras de Alan Lewrie brillan con luz propia entre las series navales. Dewey Lambdin ha conseguido imprimir su sello personal en el género, regalándonos un protagonista memorable.
Alan Lewrie es un marino de verdad, falible, mundano y pecador, muy lejos del perfecto caballero que es el Hornblower de C.S. Forester o el calculador Jack Aubrey de Patrick O?Brian.