Ciudad de Dios, una de las favelas más conflictivas de Río de Janeiro, se consolidó, bajo los auspicios del Estado, en los años sesenta. En esa época arrancan las tres historias que componen esta novela, las protagonizadas por Inferninho, Pardalzinho y Zé Miúdo, entonces apenas unos niños. A lo largo de veinte años, sus vidas desgarradas, inmersas en la violencia cotidiana, marcaron un hito en el mosaico miserable y abigarrado de la favela. Porque en Ciudad de Dios, donde todo se sucede a un ritmo trepidante, se juega al fútbol y a las canicas con una pistola en el bolsillo, y las diversiones infantiles se alternan con la rutina del atraco, el asesinato y la sangrienta guerra entre bandas de traficantes. Lo único que impera es la ley de la supervivencia y de la venganza; el único lenguaje ante el que todos responden, el de las balas. Como freno a este crudo universo marginal no hay sino una policía corrupta, y como último resquicio para la esperanza, la historia de Busca-Pé, un chico apasionado por la fotografía que, sin caer en la criminalidad, trata de abrirse camino y escapar al cruel destino que a él -les aguarda en Ciudad de Dios.