La tarea de elegir las montañas más bellas de Cantabria no fue fácil para el autor. Fueron tantas las conversaciones con montañeros locales, la revisión interminable de fuentes, de libros, de cartografía, blogs personales, páginas de internet... Buscaba montañas que mantuvieran en la medida de lo posible su imagen primigenia; especialmente desde ese paraje tan especial como son las propias cimas. Buscaba también combinar paisajes de montaña, horarios, panorámicas, desniveles, dificultades, motivos de visita cercanos… intentando en cierta forma tratar de la manera más justa posible a las diferentes comarcas del territorio, ello sin perder de vista que es en el sud-oriente y el sudoccidente de la Comunidad donde prevalecen los más estéticos objetos de deseo montañero.
Las páginas de esta obra buscan con modestia brindar al lector un conocimiento lo más global posible del territorio y las montañas de Cantabria, pegado al terreno, gozando de la montaña, del paisaje, de la dilatada panorámica, del contraste del verde, del mar, de la roca o de la nieve, pisando cordales, pistas, senderos y trochas, trepando, atravesando karts y asomándose a precipicios, entrando en cuevas y enlazando cumbres, surcando bosques y dibujando caminos en lugares donde estos no son apreciables, visitando espacios protegidos y parques naturales, disfrutando de salidas rápidas y de largas caminatas, de itinerarios en los que extremar las precauciones y otros para hacer incluso con los más pequeños… Estoy seguro que quien finalice estas 42 propuestas, seguirá soñando con nuevas ideas.