Tras la muerte de su padre adoptivo, el joven Sanada se ha convertido en un gran samurái, y se ha ganado el amor y el respeto de todos. Su fama y su prestigio, después de recuperar los Tesoros Imperiales y de vencer al Brujo Negro, han trascendido las fronteras de las islas de Cipango. Por eso, cuando Sanada desembarca en el continente y se dirige a Beijing siguiendo la Gran Muralla, pasar desapercibido no es tan fácil. Su objetivo era encontrar cuanto antes al padre Álvaro de Mendoza; había tomado la determinación de dar con él para conocer cuál era su verdadero origen, de dónde venía. Con lo que no contaba era con convertirse en el salvador de los hijos del Emperador de China ya en su primera jornada en esas nuevas tierras… A partir de este encuentro, Sanada se ve envuelto en una peligrosa aventura que le lleva a enfrentarse a seres monstruosos, convocados por un traidor al Emperador que conspira para hacerse con el poder absoluto gracias a los Inmortales.