Con el derribo de las murallas y la urbanización del Ensanche, Barcelona vivió una transformación social y urbana sin precedentes. La burgesía emergente fue adoptando formas menos encorsetadas en su vida privada y en sus relaciones sociales. Así, el Liceo, el Hipódromo, los parques de atracciones o el paseo de Gràcia eran lugares donde exhibir la última moda, iniciar relaciones o, simplemente, pasear y distraerse. Y en el Ensanche, con la irrupción del Modernismo, se fueron construyendo edificios que rivalizaban en ostentación y singularidad. Este libro repasa un período de enorme brillantez social, cultural y artística para Barcelona.