Juvenilia, que, por su argumento, está a medio camino entre Corazón, de Edmondo De Amicis, y Retrato del artista adolescente, de James Joyce, fue considerado muy pronto, desde su primera edición en 1884, un clásico de la narrativa latinoamericana de todos los tiempos gracias a su poder de evocación, difícil sencillez e intimismo (herencia de Dickens), así como al ajustado retrato que se realiza en sus páginas de la primera generación de americanos que es totalmente consciente de su independencia de España, lo que otorga a esta novela, según González Lanuza, «un valor histórico insospechado por su autor».
La obra maestra de Miguel Cané, que narra la vida de los alumnos del famoso Colegio Nacional de Buenos Aires, donde se formaría tanto la clase política que dirigió Argentina durante el XIX como aquellos que más tarde serían considerados los perdedores de su generación, dio origen además a una de las más interesantes pero menos conocidas corrientes de la literatura argentina: la que va desde este libro hasta, al menos, los relatos también autobiográficos del «ciclo de los irlandeses» de Rodolfo Walsh.