El converso narra la epopeya conjunta de Cristóbal Mendieta, un judío converso descendientes de españoles, y Thomas Bird, un marino descendiente de británicos nacido en el Caribe cuando deciden viajar a Europa, tras conocerse en una taberna en el puerto de La Habana en 1622. Las azarosas aventuras de ambos personajes, que parecen tener ambos muchas cosas que ocultar, les llevan a América del Norte, África, Madrid y Flandes, lo que permite al autor trazar un muy completo panorama de mediados del siglo XVII, con particular atención a lo que en España corresponde al Siglo de Oro. Pero El converso es sobre todo una novela histórica de aventuras, protagonizada por dos personajes inolvidables, que no da un momento de respiro al lector.
Desde el primer momento, El converso fue acogido con entusiasmo por algunos de los narradores españoles más solventes (Ana María Matute, Rosa Montero, Miguel Sánchez-Ostiz o Luis Sepúlveda), así como por la crítica más exigente, tanto española (Ricardo Senabre, Santos Sanz Villanueva, Javier Goñi) como extranjera (Christine Ferniot, Jean-Charles Gateau, Raphaëlle Rérolle), y la respuesta de los lectores fue igualmente vibrante. Vista en perspectiva, ha quedado como la mejor y más exitosa novela del autor hasta el momento.
No abundan las novelas españolas en las que el equilibrio entre el conocimiento histórico de una época y la agilidad narrativa se dé de un modo tan acabado como en esta novela, que constituye además un cierto homenaje a géneros que el lector español conoce bien, como son la poesía del Siglo de Oro, la novela picaresca o el teatro de Lope de Vega, y por encima de todo la novela de aventuras británica al estilo Stevenson, Conrad o London.