Todo empieza cuando Bill Buford invita a cenar a su casa a Mario Batali, el exuberante cocinero que sedujo, desde su restaurante de tres estrellas, a los paladares más refinados de Nueva York. Buford escribe un artículo sobre el pantagruélico chef, pero también quiere aprenderlo todo sobre el mundo de la cocina profesional y averiguar qué clase de cocinero habría podido ser él. Entonces Bu-ford se alista en la dantesca cocina de Batali, donde comenzará a trabajar como aprendiz y ascenderá entre quemaduras y humillaciones la empinada escala que va de pinche a cocinero. Pero el viaje de Buford no acaba tras unos meses en la testosterónica cocina: marchará a Italia a trabajar junto a un carnicero que recita pasajes del Inferno de Dante y a un restaurante donde le enseñan que los tortellini perfectos son como el ombligo de una mujer; y también a Londres, con Marco Pierre White, el más temperamental de los cocineros de Gran Bretaña.