Vasili Yantchevetski –Vasili Yan– (1874-1954), escritor de novela histórica ruso poco conocido en Occidente debido a que la mayor parte de su carrera literaria se desarrolló durante la era soviética, sintió una gran fascinación y curiosidad por la historia del pueblo mongol tras contemplar las espléndidas ruinas de un mundo antiguo arrasado siete siglos atrás por sus imparables hordas de jinetes. Producto de esta obsesión son los muchos años de trabajos de investigación y documentación que dedicó Yan al pueblo mongol, y a uno de sus líderes más carismáticos: Gengis-Kan, que dieron su fruto en una trilogía: Gengis-Kan (1939), Batú (1941) y Hasta la última mar (1954).
Cuando Vasili Yan da por terminado Gengis-Kan, primera entrega de su ciclo histórico, la pervivencia del recién creado Imperio Mongol queda sometida a duda. Sabemos que los mongoles conquistaron Rusia y que destrozaron un ejército germano en las proximidades de Viena y que Marco Polo conoció al gran Kublai Kan y que, por tanto, el Imperio Mongol perduró y la embestida hacia Occidente no acaba con Gengis Kan. Y, sin embargo, el suspense y la intriga son elementos fundamentales en Batú. Es tal la dimensión del fresco histórico plasmado por Vasili Yan, tan numerosos los individuos a cuyos destinos personales nos vemos incitados a atender, tantos los escenarios, las campañas, las intrigas, las tribus y los reinos cuyo futuro entra en suerte, que los cuatro grandes rasgos que siempre hemos sabido de las invasiones mongolas en poco ayudan a prever los acontecimientos.
Batú es una novela histórica realista y marcadamente épica a la vez. Realista porque los acontecimientos que se narran responden a lo ocurrido en este choque entre la Estepa y Occidente. Épica por el tono semilegendario adoptado por Vasili Yan para narrar tan colosales acontecimientos.