Todo ser humano, hombre o mujer, conserva en su paladar, en lo más recóndito de su ser, los sabores de los platos que preparaba la madre. En muchas ocasiones, en restaurantes o casas particulares, se puede oír una voz que, agradecida, declara que tal plato es igual al guiso que en su infancia comía en su casa, preparado por una madre diligente, amante de los fogones y de la familia. Las recetas de este libro reproducen esas recetas "de casa".