Hace muchos, muchos años, llegaron al castañar algunas familias de duendes. Venían de las Tierras del Hielo, donde el sol nunca sale, y buscaban el calor de estos lugares.
El Gran Protector del Bosque les recibió con alegría, y les dijo que podían ocupar los huecos de los árboles y las madrigueras abandonadas y que todos los frutos del bosque, así como las aguas de las fuentes y arroyos, estaban a su disposición. Pero a cambio, debían prometer que no saldrían de sus hogares las noches de luna llena.
Quien no cumpliera la promesa, sería castigado. Los duendes prometieron cumplir la promesa y, durante mucho tiempo, fueron felices pero un día, al cabo de muchos años, la curiosidad les hizo querer conocer lo que pasaba en las noches de luna llena.