Junto a Velázquez y El Greco, Francisco de Zurbarán (1598-1664) es indudablemente uno de los pintores españoles más célebres del siglo XVII. Zurbarán, que para los románticos representó el ascetismo monástico español, volvería a ponerse de actualidad en el siglo XX gracias, en parte, al cubismo, que contribuyó al redescubrimiento de las grandes cualidades plásticas de su obra. En efecto, si la simplicidad de su preparación artística refleja un temperamento melancólico y escasamente refinado, y si su pintura contiene incluso un acento rústico, en su obra se aprecia no obstante un predominio de los valores plásticos que responde a la preocupación de dar una forma concreta a la construcción del espíritu.
El profesor Santiago Alcolea nos ofrece una perspectiva general de la trayectoria artística de Zurbarán, estructurada en cuatro períodos marcados por acontecimientos relevantes que provocaron unos significativos cambios de estilo.