El debate en torno a la forja de las identidades colectivas a lo largo de la historia se ha agudizado en el curso de los últimos tiempos. En este libro se examina la posible existencia de «naciones sin nacionalismo» en la Europa moderna, así como el significado del patriotismo en la Cataluña de los Austrias, en la coyuntura de 1640. Su autor ha procedido a la revisión radical de ciertos conceptos que sustentan las narrativas tradicionales de los hechos. El resultado de todo ello es una contribución original, densa, y que renueva la interpretación al uso de un acontecimiento concreto, la revuelta catalana de 1640, pero que, además, se inserta en la discusión más actual en torno a las naciones y al nacionalismo en la historia europea. De ahí que este estudio también pueda presentarse como una investigación sobre los nexos existentes entre las naciones antiguas y el nacionalismo moderno.