En el siglo XXI se ha asistido a la consolidación de modelos de gestión empresarial impensables hace unas décadas. Pero no se trata sólo de tecnologías emergentes que revolucionan los procesos de producción o la distribución a grandes mercados de productos cada vez mejores y más asequibles. También han cambiado las relaciones laborales; tanto es así que en las grandes organizaciones se han redefinido sus departamentos de Recursos Humanos para gestionar su principal activo: las personas.
¿ Es posible, en estas nuevas condiciones, mantener tablas salariales o sistemas retributivos del pasado? ¿Qué ha de contemplar una nueva retribución para que satisfaga las necesidades de la empresa y la del personal que trabaja en ella? ¿Podemos seguir utilizando modelos generalistas sin premiar la contribución real de la persona a la organización? ¿Qué entendemos por compensación?
Ciertamente hay que saber hilar muy fino para contentar a todo el mundo, para fidelizar al empleado útil, para retribuir adecuadamente la productividad o la creatividad, sin despertar recelos, sin crear malestar.
La caja de herramientas no es un manual para escuelas de negocios. Es mucho más. Ante todo porque el protagonista no es el dinero ni ese ente abstracto que llamamos organización, empresa, corporación. Sus protagonistas son personas reales, que cuentan con vida propia y con una problemática profesional común en nuestros días. Por ello, las soluciones que La caja de herramientas aporta son toda una lección, dirigida sobre todo, y ahí radica su novedad, al profesional preocupado por recibir, a cambio de su experiencia y su trabajo, una retribución justa, equilibrada y competitiva.