Para Pérez de Ayala, la vida es una tragicomedia. Pocas afirmaciones repetirá con tanta frecuencia y rotundidad. Lo cómico y lo trágico no se excluyen sino que coexisten y se complementan. Una persona o una situación pueden ser, a la vez, profundamente serios y realmente cómicos (...). Por el camino del humor y la ironía, en cambio, se alcanza la seriedad verdadera y la cabal comprensión del mundo.