Tras el pseudónimo literario de Jeremias Gotthelf (1797-1854) se esconde Albert Bitzius, pastor de la iglesia protestante, cuya vida estuvo dedicada por completo al servicio de su comunidad, desempeñando un cargo público. Albert Bitzius, el hombre, pasó sus días en un pequeño y apartado escenario suizo, pero el escritor que fue Gotthelf traspasó con sus obras las fronteras del pequeño valle del Emme, convirtiéndose en uno de los más importantes representantes del realismo en lengua alemana.
Gotthelf mantuvo siempre un vivo interés por todo lo relacionado con las sagas y las leyendas de la región de Berna. Este mundo de la tradición oral y las supersticiones aparece en sus obras en función del presente, en estrecha unión con acontecimientos del siglo XIX, a los que sirve de interpretación. La araña negra es una leyenda, una historia heredada por
generaciones sucesivas, de la que Gotthelf se sirve para crear una alegoría mítica de la amenaza del mal, constantemente al acecho, sembrando la desgracia y la muerte en el pequeño mundo ordenado y cerrado de los humanos, al que sólo se consigue vencer tras un acto de entrega cristiana: el ofrecimiento voluntario de la propia vida para salvar la de los demás.