Este libro estudia las operaciones cotidianas de la Gestapo, la policía secreta del nazismo, y se plantea diversas preguntas al respecto: ¿cómo lograba esa organización detectar los menores signos de desobediencia a las doctrinas nazis, en especial los “delitos” relacionados con las esferas privadas de la vida social, familiar y sexual? ¿De qué manera conseguía, con tan aparente facilidad, hacer cumplir políticas como las concebidas para separar a los judíos de los trabajadores extranjeros?
Robert Gellately argumenta que existía una triple interacción entre la policía, el pueblo alemán y la puesta en práctica de las políticas nazis. Y sostiene que el factor clave para la imposición de la política racial nazi era la buena disposición que mostraban los ciudadanos alemanes a la hora de proporcionar a las autoridades información sobre actividades delictivas “sospechosas”.