Sátira sobre los ideales de la eterna juventud y la obsesión por la inmortalidad: hombres y mujeres rabiosamente bellos y prósperos que quisieran vivir como si no pudieran morir. Como si fueran vampiros.
En la soleada terraza de un restaurante de moda, rodeado por políticos y artistas, el narrador recibe una noticia escalofriante: un hombre al que hace treinta años vio morir podría estar aún vivo. Acuciado por esa sospecha, el protagonista rememora la aventura más extraña de su vida. Aquellas turbias semanas de los años setenta durante las cuales, guiado por un misterioso y pícaro «maestro», recorrió las noches barriobajeras de Santiago de Chile buscando un chiste genial. Una broma legendaria y perdida que, de ser hallada, no sólo los haría ricos al filmar una superproducción mortalmente cómica, sino que les permitiría cambiar de arriba abajo el siniestro «humor» de su época.
Carlos Franz nos ofrece una novela de riquísimos paralelismos literarios y cinematográficos, de sugerentes alusiones a la cultura universal y popular, cruzada a la vez por un humor tan negro como descarnado que parodia, deliberadamente, el lenguaje grosero predominante en los medios de nuestra época.