La transición de un régimen autoritario a otro democrático y el funcionamiento de este último, durante cerca de catorce años, bajo los gobiernos presididos por Felipe González, constituye una de las etapas más interesante de nuestra historia contemporánea. La sociedad civil condicionó el comportamiento de los políticos a través de la movilización y el voto, erigiéndose como protagonista colectiva en un marco condicionado por una fuerte y persistente crisis económica, el peligro del involucionismo militar y la constante amenaza terrorista.
A finales de 1982, el PSOE, con una arrolladora victoria electoral, se presentaba ante la ciudadanía con un talante reformista y un liderazgo indiscutible. La mayor dificultad para valorar el gobierno socialista es ponderar los importantes avances habidos en ese periodo (política de Defensa, papel de España en el mundo, modernización de las infraestructuras...), con la aparición de escándalos y corrupciones, la incapacidad para negociar con los sindicatos o la existencia de un partido enquistado.