Mende Nazer fue raptada cuando tenía doce años para ser vendida como esclava.
Su inquebrantable espíritu, los entrañables recuerdos de su infancia y la
fuerza de la fe le permitieron sobrevivir a siete terribles años en los que fue
sojuzgada y maltratada, en los que trabajó para una familia de Jartum que la
obligaba a comer sus sobras y a dormir en un cuartucho que su ama cerraba cada
noche con llave. «Me acostumbré a llorar sola. Era mi único consuelo», confiesa
Mende.
Como afirma Rosa Regàs en el prólogo, «este libro es un ejemplo de lo que es la
vida bajo la escalvitud, bajo el miedo, bajo la convicción de que nada se puede
hacer para cambiar la situación en que uno se encuentra cuando acaba por
reconocer que está en la peor situación imaginable».
El conmovedor testimonio de Esclava parece tomado de las páginas más oscuras de
la Historia; sin embargo, lo que aquí se cuenta es hoy una realidad en muchos
rincones de nuestro planeta.