Una niña está a punto de irse a dormir cuando descubre la simetría de su cuerpo y todas sus cosas pares: dos ojos, dos codos, dos hileras de dientes, dos hombros, dos muñecas, dos manos, dos puños. Pero también hay sólo una nariz, una boca, un cuello. De manera natural y sencilla hace notar que no todo tiene su par, sugiriendo y reconociendo así la perfección del cuerpo humano. El tono de las ilustraciones ilumina el texto y su juego en un estilo muy peculiar.