Hadjí Murat es la excepción más grandiosa del último Tolstoi, pues ahí el viejo chamán rivaliza con Shakespeare. La extraordinaria facultad de Shakespeare a la hora de dotar de una existencia exuberante incluso a los personajes más secundarios, a la hora de henchirlos de vida, es inteligentemente absorbida por Tolstoi.
Todo el mundo en Hadjí Murat posee una vívida individualidad: Shamil, el zar Nicolás, Avdéiev, el desdichado soldado ruso muerto en una escaramuza, el príncipe Vorontsov, a quien Hadjí Murat se entrega; Poltoratski, comandante de una compañía.