Adaptado en la escuela a un modo de aprendizaje mucho más riguroso que el que ha experimentado hasta entonces, entablando nuevas amistades, desenvolviéndose ya con mucha más soltura a la hora de comer, de lavarse, de vestirse y de muchas otras actividades de la vida diaria, el niño de siete años está ya enfilando decididamente el camino hacia su total independencia. Del mismo modo:
- Ha avanzado enormemente en sus habilidades lingüísticas.
- Se siente mucho más seguro de sí mismo.
- Ha aumentado el control de su cuerpo, de sus sentimientos y de su conducta.
- Ha aprendido a tratar con gentes muy diversas y a conocer el mundo exterior.
Pues bien, el presente libro intenta que el lector sienta el mismo placer que el niño a la hora de alcanzar estos logros, a la vez que le ofrece numerosas claves para comprender mejor las tensiones y las preocupaciones que pueden embargar al pequeño escolar. Pero no olvida, al mismo tiempo, que cada niño es diferente de los demás en habilidades intelectuales y sociales, en intereses y en vida emocional, y, a partir de ahí, lleva a los padres a conocerlo tanto en la casa como en la escuela, tanto a la hora del juego como a la del estudio, contemplando el mundo desde su punto de vista.