Hazuki se enamora a primera vista de Rokka, la dueña de una floristería. Poco después, comienza a trabajar allí con la única intención de acercarse a ella. Cuando por fin consigue que lo invite a su casa, queda consternado al descubrir que no vive sola. Shimao, su difunto marido, permanece a su lado en forma de fantasma. Sin embargo, sólo Hazuki puede verlo y comunicarse con él. El espíritu no tarda en lanzarle una declaración de intenciones: no está dispuesto a dejarle ocupar su lugar junto a Rokka. Al mismo tiempo, le confiesa que sufre por no poder hacer feliz a su esposa, por lo que propone a Hazuki un trato algo particular.