María Cristina de Austria, segunda esposa de Alfonso XII, es uno de los personajes más ricos de la realeza europea de los siglos XIX y XX. La imagen que tradicionalmente se ha tenido de ella como una mujer austera, devota y opaca no se corresponde del todo con los valores que, tras una profunda investigación, defiende el autor de esta amena y rigurosa obra, que traza un perfil más humano que político de quien supo identificarse con el pueblo español, al que tuvo que guiar durante la minoría de edad de su hijo Alfonso XIII.
Una mujer escasamente dotada de atractivos físicos pero con un sobresaliente sentido común, sagaz y prudente, que apoyada en una fe incuestionable asumió con entereza su viudez y su soledad y que, sin flaquear en el empeño, llevó adelante una de las tareas más difíciles que a una mujer le haya encomendado la historia de España: conducir a buen puerto, y sin mácula apreciable para la Corona, la Regencia como madre del futuro rey, en quien había cifrado todas sus esperanzas.