Los pasajeros del viento, cuenta las aventuras de la joven Isabel de Mamaye, una joven deslenguada y atrevida que embarca de incógnito en un buque de la armada francesa a finales del s. XVIII, acompañando a su señora, la también jovencita Inés. En sus excursiones por el barco, disfrazada de hombre, conoce al marino Höel y al cirujano Saint Quentin, con los que comenzará una larga aventura que la llevará a través de los mares hasta África, enfrentándose tanto a los ingleses como a los mercaderes de esclavos. Un argumento ya de por sí apasionante, pero que Bourgeon sabe dirigir con acierto para construir todo un tratado sobre las relaciones humanas y, sobre todo, un bellísimo canto a la libertad. La joven Isa, apenas una adolescente, crecerá enfrentándose a una sociedad que no entiende su necesidad de independencia y libertad. Poco a poco, se irá encontrando en su camino con todos los extremos del ser humano, desde la bondad de los que ayudan por nada a los negreros que traficaban con indígenas, reduciéndolos a meros productos de compra y venta. A través de unos diálogos magistrales, Bourgeon consigue que el