Los poetas retirados a la vida campesina de todas las épocas históricas constituyen una falange defensora de las más antiguas esencias y últimas radicalidades; y quizá, entre ellos, José María Gabriel y Galán sea, en tradición española, el representante más reconocible de una poesía volcada a lo rural, atenta a la naturaleza y a lo que es su más propio devenir, cíclico y pausado. Vida campesina, vida lenta e inserción biográfica atenta solo a lo pequeño.