¿Eres la clase de mujer que te prometiste ser de niña?
Yo no me atrevería a responder con un sí rotundo, porque soy a los problemas lo que el oxígeno a los pulmones: indispensable. Ni siquiera yo me tomo en serio a mí misma, pues mi manera de ser no es nada recomendable para triunfar en la vida. Tampoco ayuda demasiado que de pequeña soñase con ser una bruja malvada antiamor, y por eso hay veces que se me complica bastante la cosa.
Todo comenzó el día en que las malas lenguas me contaron que no existía el destino. Entonces me adueñé del albur de cada uno de ellos para tejerlo a mi antojo y, gracias a aquello, nació el monstruo manipulador que soy hoy en día: la gran vidente Carla. ¿O invidente? Puedo sentirme muy orgullosa de que las mayores cagadas de mis clientes lleven mi firma.
Last Chance es una importante empresa que se dedica a reconciliar parejas gracias a personajes como yo, que interpretamos papeles de lo más variopintos: desde terapeutas de pareja hasta matrimonios en crisis. ¿Y cuál creéis que será mi propósito en dicha empresa? Pronto lo descubriréis, aunque, conociéndome un poco, ya os podéis hacer a la idea de que no pinta nada bien.
Además, os cuento un secretito: me he enterado de que uno de mis compañeros, el estirado de ojos verdes y culo prieto, se ha propuesto desmontarme el chiringuito, así que ya tengo elegida a mi siguiente víctima. ¡Que arda el infierno!
¿Podrá el destino, mi gran aliado hasta el momento, doblegar mi estandarte antienamoramiento?
¿Qué harías si la vida te concediese una única oportunidad para lograr lo que deseas?