Eulàlia Ferrer se convirtió en propietaria del Diario de Barcelona tras la muerte de su marido, Antonio Brusi, durante la epidemia de fiebre amarilla que asoló la ciudad en 1821. En una profesión de hombres, que requería una formación y unas facultades de actuación que las leyes de la época vetaban a las mujeres, con cinco hijos menores a su cargo y en unos tiempos convulsos marcados por las guerras y las continuas crisis económicas, Eulàlia salió airosa de la difícil situación y pronto destacó como empresaria en el campo de la imprenta, la edición y la librería. Eulàlia Ferrer, editora y librera recupera la memoria de esta mujer extraordinaria, mostrando el carácter, la fortaleza y la inteligencia con que afrontó los retos de una vida de novela, llena de peripecias, dificultades y grandes logros.