Tras resolver el caso del castillo, los detectives infantiles, acompañados por Mouri y Ran, se embarcan en un avión rumbo a Okinawa. Okinawa es el lugar favorito de los japoneses para pasar el verano, ya que posee bellas playas y un clima casi tropical.
Mientras surcan los aires, Ran se queda dormida y recuerda un viaje parecido que tuvo lugar un año antes, cuando durante las vacaciones de primavera, ella y Chinichi viajaron a Los Ángeles para visitar a los padres del joven. Cuando el avión sobrevolaba el Océano Pacífico, uno de los pasajeros, un fotógrafo llamado Ootaka, apareció muerto en el lavabo de cola.
El inspector Megure y el detective Takagi, que casualmente se encontraban a bordo, de inmediato aislaron a los cinco sospechosos: Amano, la novia del muerto, Tachikawa y Saginuma, compañeros de profesión de la víctima, y dos pasajeros más Ukai y un extranjero, Edward Crow.