Aburrido del verano londinense y de la monotonía de su trabajo en el Ministerio de Relaciones Exteriores, Carruthers acepta la invitación de su amigo Davies para participar en un crucero por el Báltico. Pero pronto se da cuenta de que el curioso viaje no va a ser de placer. El Dulcibella resulta no ser un yate, sino un bote destartalado, y conforme navegan por las traicioneras aguas y arenas movedizas, Carruthers se da cuenta de que sus conocimientos de alemán pueden tener una posibilidad insospechada... Es el comienzo de una aventura tan peligrosa como emocionante y plagada de desafíos. Y poco a poco Carruthers se contagia del entusiasmo y la templanza de su amigo, para descubrir en su propio interior nuevas fuerzas y un, hasta entonces desconocido, sentido moral.