Ciudad de México, septiembre de 1949. William S. Burroughs escribe una carta a Jack Kerouac animándole a visitarle. Algunos meses después, Jack y Neal Cassady, iconos de la Generación Beat , se suben a un Ford 1937 que se cae a trozos y, sin planearlo demasiado, conducen desde Dénver hasta Ciudad de México. Con el pedal del acelerador siempre pisado a fondo. Su primera vez en la «tierra mágica al final de la carretera» será un viaje místico hasta las trancas de alcohol, marihuana y otras drogas, sexo y violencia. Y, desde entonces, el DF se convertirá en esa ciudad a la que volver cada vez que Jack necesite sacar la cabeza del encorsetado sueño americano y tomar oxígeno. En suelo mexicano escribirá o se inspirará para escribir, a lápiz o a máquina, algunas de sus novelas y poemas más importantes, como Tristessa, Mexico City Blues o la ya mítica En el camino. Obras que tendrán, como quería su amigo Allen Ginsberg, una influencia decisiva en la cultura de las nuevas generaciones. México será el perfecto catalizador de una prosa que fluye espontánea como el jazz, porque Kerouac solo sabía escribir con la misma intensidad que vivía. Siempre al límite. Es esta una novela biográfica que arroja luz sobre el mito. Escrita con el estilo inconfundible de Jorge García-Robles. Con la pasión de quien ama y a veces odia México. De quien adora y a veces reprende a toda una leyenda como Jack Kerouac.