En paralelo a la claridad con la que fue capaz de concebir los primeros autómatas, tan representativos de lo que será Occidente en los siglos posteriores, en paralelo también a la distinción con la que concebía sus razonamientos matemáticos, Pascal avista todas las oscuridades que enfangan el alma.
Para Pascal la tarea a la que nos dedicamos con mayor denuedo, esa en la que nos proyectamos con toda la intensidad de nuestra existencia, la de buscarle el sentido a la vida, no es que sea incierta o quede irresuelta, a falta de mejores talentos o mayores conocimientos, es que es vana de suyo.
Esta tragedia existencial, que seamos fútiles, por si no fuera poco ser fugaces, aboca según Pascal a que tengamos que decidir entre la diversión y la muerte.
Pese a al recepción existencialista del texto de Pascal, si se sabe leer da pistas seguras sobre las condiciones en que puede ser lúcida la esperanza.