Es habitual referirse a Zastrozzi como un pastiche. El joven Shelley, todavía un estudiante, toma elementos de autores clásicos del gótico para formar una novela que, seguida años después por el Frankenstein de su esposa Mary, daría nuevos bríos a un género que, como indica Silvia Broome en la introducción, “tanto encaja con su temperamento y su vida”.
Percy B. Shelley supone un paradigma de poeta romántico. Rebelde, idealista, apasionado hasta el extremo y con los clásicos griegos y romanos siempre como referencia. Ingresó en la historia de la literatura como poeta, inevitablemente asociado a su gran amigo Lord Byron, pero escribió también novelas como la que presentamos y una variedad de textos de toda índole.
Zastrozzi inicia una senda bañando el gótico tradicional en romanticismo temprano sin perder su esencia original. Sumergirse en ella es viajar al pasado neblinoso y arrebatado a lomos de los sentimientos humanos más universales, como el amor y la venganza.