El género epistolar ha perdido totalmente su organicidad con la llegada de la era digital, sin embargo, hasta no hace mucho tiempo la correspondencia era una fuente de conocimiento, información y, en algunos casos, incluso de literatura.
Estas cartas de Dostoievski a Anna Grigorievna son eso y
mucho más. La pareja, agobiada por las deudas y por los
conflictos familiares (la familia de Dostoievski nunca
aceptó la unión), se ve obligada a salir de Rusia e instalarse
en Dresde. Una vez allí, Dostoievski se traslada a Hamburgo donde transcurre una de las épocas oscuras de su vida debido a su pasión por el juego. Esta pasión no duraría toda la vida, pero nos remite siempre a uno de sus frutos literarios más conocidos: El Jugador.
Dostoievski contrajo matrimonio con Anna Grigorievna en 1867. La conoció gracias a un complot de sus amigos que lo veían al borde del colapso debido a sus compromisos con su editor. La única manera de cumplir dichos compromisos y no acabar en prisión era poder dictar las obras a una mecanógrafa. Y así apareció Anna Grigórievna Snítkina.
La selección de cartas se ha hecho primando un equilibrio entre aquellas en las que la pareja estaba separada a causa de sus viajes y, como no, por su importancia en referencia a las obras que Dostoievski escribía en esos momentos.