La rebelión drástica y necesaria que ha supuesto el movimiento feminista no se ha producido por casualidad. Las mujeres han tenido muchas razones, y muy válidas, para oponerse al varón. Muchas veces, el contexto les ha puesto en condiciones de mostrar hacia el varón un respeto más aparente que real. Esta situación durante largo tiempo ha incubado una grave enemistad entre los sexos, que constatamos a diario.
También gracias a la lucha contra la prepotencia del varón, las mujeres han creado redes entre ellas, han reflexionado sobre sí mismas, han crecido, se han afirmado. Pero el modo, quizá inevitablemente unilateral, de considerar la relación entre los sexos, ha desembocado en un equívoco muy peligroso, que muestra ahora sus consecuencias de gravedad creciente: para contrarrestar la prepotencia, la mujer está contribuyendo sin saberlo a hacer al hombre impotente...
Crítica:
«La destrucción de la masculinidad implica la evaporación del padre, lo que provoca caos y neurosis social. Para la neuropsiquiatra infantil Ceriotti Migliarese, urge el redescubrimiento de la complementariedad hombre-mujer desde la apreciación tranquila y enriquecedora de sus diferencias.»
María Calvo Charro, Nueva Revista
«La neurosiquiatra infantil y psicoterapeuta, madre de seis hijos, desgrana en qué consiste la diferencia entre sexos. Según ella, diferencia implica portar valores distintos y complementarios, pero no desiguales en dignidad»
José María Sánchez Galera, El Debate